sábado, 15 de junio de 2013
La contrapartida de la tristeza
La tristeza es la consecuencia lógica de la pérdida de algo especialmente bueno. No obstante, por fortuna, nuestros deseos han construido un amplio imaginario a lo largo de nuestra vida compuesto por sueños y aspiraciones. Y por más veces que encendamos la batidora nunca terminan de agotarse.
Es el más acertado mecanismo de defensa. La contrapartida de no poder mantenerse feliz durante mucho tiempo haciendo lo mismo (que sí satisfecho) es que siempre existen muchas más cosas que pueden volver a hacernos felices e ilusionarnos, y así rescatarnos de una posible desazón. Es prácticamente necesario que exista el cambio de un modo u otro. Y como no me canso de recordaros, ser feliz es una obligación, así que el cambio se hace obligado. Espero argumentaros con esto, que estamos genéticamente configurados para ser felices. Todo está en pulir las técnicas del libre albedrío.
Saboread bien cada bocado que deis en este restaurante, puesto que se trata del más exclusivo de todos. Aunque Michelín no se haya dignado a ‘estrellarlo’ todavía, cada vez que el día corre la página, podemos ver que alguien sí que se ha preocupado de regalarnos un océano de estas condecoraciones.
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