Sólo escribo para recordar que amé,
que a veces como un río
abracé las ensenadas,
la rompiente de tus mareas y lunas,
la lluvia azul que te habitaba,
el gemido roto de ese verso
que desató en mi vientre caracolas.
Sólo escribo para recordar que amé,
que fui un instante de piel
en la cubierta calcárea de las horas.
Y mañana, con el cuerpo caduco
y la memoria, sea más liviano
mi viaje hacia las sombras.
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