Estoy harto de corazones rotos y me odio a mi mismo, a los enfermos de la duda y a los que fingen que no les importa. Ahora estoy anhelando los días en que el sonido de la risa nos hacía inclinar nuestras cabezas, los días en que lo tenía todo. Los años se extendían ante nosotros y sólo podían mejorar, la noche ha enviado su dolor y estoy preocupado porque ha usado hasta lo bueno en mí.
No quiero desperdiciar mi vida permaneciendo enojado y asustado. Aquí está la gran desconexión de nuestros corazones, y lo único que queda es caminar sobre, pero antes de irme, antes de irme, quiero que sepas que lucho y me temo que cuando llegue el momento no voy a saber cómo decir lo siento y te echo de menos.
Peter.
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